21 ago 2005

El show de After Forever en Buenos Aires

A lo largo de los años, son muchos los shows a los que he podido ir. Artistas argentinos, extranjeros, hiperfamosos, casi desconocidos, para todos los gustos. De todos esos conciertos, sólo unos pocos (y por motivos diversos) son aquellos que recuerdo con más cariño. Siempre sucede, además, que sé al instante cuándo se trata de uno de "esos" conciertos. Y el del 3 de agosto pasado fue justamente uno de "esos" conciertos.

Era la primera vez que After Forever tocaba en Argentina, y eso se notaba en la ansiedad del público. Para hacer la espera más llevadera, los organizadores convocaron a dos grupos soporte: Bloodparade y Dominus Inferi.

Ninguno de los dos me pareció particularmente interesante, debo aclararlo de entrada. Quizás disfruté un poco más de Dominus Inferi, pero sólo si me viera forzado a elegir una de las dos bandas. Lo de Bloodparade me recordó en algunas cosas a Asrai o Marilyn Manson, pero con una vocalista femenina que reveló cual es mi límite. Sí, porque podré escuchar a (y disfrutar de) Devin Townsend y Opeth, pero descubrí que hay algo que me resulta muy pero muy desagradable: una mujer haciendo grunting. En las partes de voz "limpia" era bastante más agradable.

Dominus Inferi, por su parte, presenta once músicos en escena, entre los que se cuentan cuatro coristas y tres vocalistas solistas: una cantante lírica, un grunter y un cantante masculino. Para mi sorpresa, éste (estoy seguro en un 90%) era Marcelo Ezcurra, que también canta en Jinetes Negros (para más detalles, ver mi reseña del show de Jinetes de este año). Su participación estuvo al nivel de lo visto la otra vez. El resto de la banda, sólo aceptable. La recepción del público a ambas bandas fue bastante cálida, por lo que el problema debo tenerlo yo ;-)

Decía que el público estaba muy ansioso por ver a After Forever, y eso se evidenció en el recibimiento que dio a los holandeses cuando salieron a escena. Como siempre que uno ve por primera vez en vivo a una banda a la que ha seguido por Internet, por sus discos, etc, ese momento es una emoción muy fuerte. Y si a eso le sumamos una performance de 10 puntos, el resultado termina siendo, como lo fue, inmejorable.

El setlist elegido por la banda abarcó a todos sus álbumes:

Childhood in Minor, Beautiful Emptiness, Between Love and Fire, Sins of Idealism, My Pledge Of Allegiance Pt. 1, Beyond Me, Being Everyone (adelanto del nuevo disco 'Remagine'), Yield to Temptation, The Evil That Men Do (cover de Iron Maiden), Come (adelanto de 'Remagine'), Eccentric, Digital Deceit, Through Square Eyes, Forlorn Hope, Line of Thoughts, Monolith of Doubt y Follow in the Cry.

La performance de todos los integrantes fue destacada. Sander Gommans (guitarra y 'grunts') formó una dupla demoledora a la hora de los riffs junto a Bas Maas (guitarra y voz en un tema). En los teclados, la más reciente adquisición de After Forever, el 'Wunderkind' Joost van den Broek (Ayreon, Star One, Sun Caged) mostró en breves pinceladas su enorme capacidad. Su trabajo en los temas "clásicos" fue muy sólido, y en el material más nuevo se apreció claramente su aporte personal, orientado a sonidos más contemporáneos. La base formada por el bajista Luuk van Gerven y el baterista André Borgman apoyó sobria pero eficientemente el trabajo del resto de la banda. Hablando de André, tocó como si nunca hubiera padecido el cáncer del que se está recuperando. Una fortaleza anímica para destacar, sostenida por la comprensión y el respaldo de sus compañeros de ruta. En general, se hizo evidente el oficio, el humor, las "horas de vuelo" y la profesionalidad de todos, que tocaron con una precisión sorprendente. Ahora, tengo que dar paso a otro párrafo.

Sí, párrafo aparte y dedicado exclusivamente a la vocalista Floor Jansen. Pese al papel destacadísimo de todos los músicos, el foco de atención de After Forever es indiscutiblemente Floor. No fue algo que descubriese en el show. Ya me era conocida su voz, ya me era conocida parte de su belleza, pero lo que no había manera de imaginar de antemano era su "showwomanship", su magnetismo y talento como animadora del show. Ya sea bailando, cantando, hablando con el público o incitándolo a cantar o a ponerse de pie, es imponente. Además, su voz sonó impecable, y diría que casi mejor que en los discos.

En definitiva, todo contribuyó a hacer del show del miércoles 3 de agosto (el primero que After Forever hace en un teatro en toda su carrera) uno de los mejores recitales que vi hasta el momento. Como anécdota quedará la hora y media de espera fuera del teatro para los autógrafos (lamentablemente no se organizó una sesión de firma como suele suceder con otros artistas que trae Icarus), y la experiencia de sentirme un progfan con remera blanca perdido en medio de un recital gótico.

Esperemos que se repita la visita para que muchos de quienes aún no los conocen puedan disfrutar no sólo de su música sino, sobre todo, de su magia.

[En el sitio argentino CD MetalWorks hay otra reseña del mismo show, además de videos y fotos.]

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